Por estos días, las loterías de Iberoamérica se reúnen en Buenos Aires para participar del primer encuentro presencial de Cibelae tras la crisis sanitaria. El tema que nos convoca es la Responsabilidad Social Corporativa. En este sentido, cuál es el impacto social de una lotería como la ONCE frente a otros juegos de azar.
El Grupo Social ONCE es una entidad dedicada a lo social antes de ser un operador de juegos. Para nosotros, el juego es el medio para conseguir los recursos y realizar una labor que venimos realizando hace casi 84 años y qué consiste en la integración social y laboral, en un principio de las personas ciegas y deficientes visuales españoles, y que luego extendimos al resto de personas con discapacidad a través de la Fundación ONCE; y luego lo hemos extendido ido a la colaboración con los ciegos de latinoamérica a través de la FOAL. En definitiva, lo que hemos ido haciendo es dar oportunidad a aquellos que más difícil lo tienen para integrarse, para tener un trabajo, para tener la dignidad de mantener a sus familias con su propio esfuerzo, en lugar de con una pensión o una ayuda del Estado. Nuestro trabajo es convertir clases pasivas en clases activas. Ese es nuestro trabajo y nuestro ADN. Nuestro fin es nuestra responsabilidad social corporativa.
Si hablamos de Responsabilidad Social, ¿qué experiencias o casos significativos de la ONCE cree se podrían trasladar a otras loterías de Iberoamérica?
Hay unas experiencias que las estamos intentando trasladar a otros países de Iberoamérica a través de nuestra fundación de colaboración con los ciegos iberoamericanos qué es la educación y la formación. Todo lo que sea facilitar, a los niños y niñas ciegos, los elementos para que puedan formarse, adaptar los libros al braille y al sonoro, adaptar al relieve los mapas, los esquemas… y trabajar para formar a los profesionales de la educación para que los chicos y chicas ciegos de todo Iberoamérica puedan formarse con sus hermanos, con sus vecinos, en su localidad, integrados en cualquier aula de su país. A ese objetivo le sigue el de la oportunidad de formación universitaria o profesional, a través de colaboraciones con diferentes universidades iberoamericanas y con los ministerios de Educación de cada país para que puedan acceder a estudios de Educación Superior. Y una vez que ya están formados, podemos hablar del empleo. Integración laboral, buscar posibilidades, ayudas, adaptaciones tecnológicas de los puestos de trabajo para que esas personas que se han formado con todo el esfuerzo, pero también con la colaboración de muchos profesionales, puedan integrarse laboralmente y enriquecer los equipos. Son los dos grandes proyectos del Grupo Social ONCE. Otras experiencias tienen que ver también con proyectos de autoempleo: pequeñas empresas y cooperativas donde se puedan ir integrando nuestros compañeros ciegos. Para nosotros la educación y el empleo son los instrumentos más potentes para la inclusión social.
Uno de los diferenciales que tiene la ONCE frente a otras loterías, es que cada cliente que entra en contacto con un vendedor de billetes, puede verificar de primera mano el impacto social que tiene el juego en la inclusión y el bienestar de las personas…
Efectivamente. En nuestro país es típico que cualquier cliente colaborador vea en el vendedor a una persona con discapacidad. El 100% de los equipos de venta que forman el canal principal de la ONCE son personas con discapacidad. Algunos, no vemos; otros, no oyen; otros, se desplazan en silla de ruedas, a otros les falta un brazo o los dos… En definitiva, se nos ve. Otra cuestión importante, gracias a que hemos aprendido a vivir de nuestro trabajo, es muy típico en España ver en las calles a gente ciega o personas con discapacidad que van a sus trabajos, que se desplazan de forma diaria, viviendo la vida que vive cualquier ciudadano. Hemos logrado lo que yo llamo la normalización: formamos parte del paisaje ciudadano y eso se ve con normalidad. Creo que esto es lo que tenemos que lograr junto al resto de los países. Vivimos en sociedades con una diversidad en la que todos tenemos que participar y tener cabida. Es muy triste una sociedad que deja atrás a aquellos que más lo necesitan. Y es por esto por lo que peleamos y vamos a seguir haciéndolo desde la ONCE.
Esta pelea por la integración, en momentos en que estamos saliendo de una pandemia que golpeó mucho a toda la sociedad, me lleva a pensar cuánto más ha sido el impacto en las personas con discapacidad. ¿Podría compartirnos cuáles han sido los grandes aprendizajes del Grupo Social Once tras la crisis sanitaria?
Creo que el momento de la pandemia, aquel famoso 14 de marzo, fue el momento de la verdad, cuando el gobierno español aprobó el confinamiento de toda la población. Entre ellos, nuestros vendedores y vendedoras. Entonces, nos dimos cuenta de que era el momento de cuidar lo que más valoramos, nuestra gente. Pusimos en marcha una cobertura para que todos tuvieran, aunque no trabajaran, un salario base y pudieran mantenerse y, sobre todo, nos dedicamos a estar en contacto de forma constante, telefónicamente, con toda nuestra gente. Nos dimos cuenta de que teníamos que luchar contra un mal de la sociedad moderna que es la soledad. Hay muchas personas que viven solas. Y muchas veces vivimos solos aunque estemos acompañados, ¿no? Y era el momento de romper esa barrera y declararle la guerra a la soledad no deseada. Hemos aprendido a luchar contra ella y hemos aprendido que la tecnología puede ayudar. Por ejemplo, a través de las videoconferencias y el uso de soluciones como Zoom y Teams, que antes de la pandemia no eran accesibles para las personas ciegas y tuvimos, deprisa y corriendo, que adaptarlo no para nosotros, sino para el uso a nivel mundial. Ahora las videoconferencias son accesibles, las usamos de forma normal.
También hemos aprendido a romper la brecha digital que existe en las personas mayores de todos los países, pero con especial relevancia, en las personas ciegas y los deficientes visuales. La hemos roto formando a nuestra gente, utilizando una combinatoria intergeneracional; los jóvenes enseñando a los mayores a manejar los teléfonos móviles, el ordenador, el Zoom, el Teams. Ha sido muy bonito y eso es lo que hemos aprendido. Y nos hemos dado cuenta que juntos somos capaces de superar cualquier cosa.
Como resultado, hemos aprendido a utilizar el teletrabajo, que era una cosa que veíamos que en los Estados Unidos estaba de moda, pero que nunca nos habíamos planteado en plan serio. Y hemos aprendido a teletrabajar sin dejar de lado lo presencial. El Grupo Social Once es una entidad que trabaja mucho una serie de servicios que no se pueden desarrollar a distancia, como la rehabilitación, la educación, la animación sociocultural. Todo esto requiere lo presencial, pero hemos aprendido a combinarlo con instrumentos digitales que nos han enriquecido y que nos ha ayudado mucho a reducir el mal endémico de nuestras sociedades, la soledad no deseada.
La pandemia ha acelerado muchísimo la transformación digital en casi todos los sectores, entre ellos, el juego. Muchas loterías desarrollaron y lanzaron plataformas de iGaming o están con proyectos avanzados. También ha habido un boom de las apuestas digitales. ¿Cómo avanzar en la actualización tecnológica sin poner en riesgo el empleo de las personas ciegas o con discapacidad que son el centro del Grupo Social ONCE?
Nuestra batalla empezó mucho antes. A principios de este siglo, entre los años 2001 y 2002, nosotros teníamos que desarrollar una tecnología que nos permitiera tener toda nuestra red de ventas interconectada y utilizar los sistemas tecnológicos para facilitar la venta de los productos. En aquel entonces todos los terminales eran grandes, conectados por cable, inamovibles. Nos pusimos a trabajar hasta desarrollar un terminal móvil, que no existía en el mundo. La segunda cuestión era que las comunicaciones móviles de datos estaban a nivel experimental. En la ONCE tuvimos que ser conejillos de indias para desarrollar en España lo que serían las comunicaciones móviles. Aquello permitió que nuestros vendedores entraran en la tecnología y pudieran vender no solamente billetes preimpresos sino también a través del terminal, donde el cliente además podía elegir su número.
Las terminales móviles nos permitieron poder vender juegos activos (loto) e instantáneas (raspaditas) y no perder la trazabilidad de los productos. Así empezó nuestra alianza con la tecnología. Además de móviles y ligeros, estos terminales tenían que ser accesibles, no solamente para las personas ciegas, sino para las personas sordas o para las personas a las que les falta un brazo. Todo eso lo estuvimos estudiando hasta desarrollar los terminales que ya forman parte de nuestra vida diaria. Ese fue el primer paso del salto de la tecnología.
El segundo paso fue la diversificación de productos y buscar apoyo en la diversificación de redes de venta. Creamos una red complementaria a la red principal de nuestros vendedores con una red de establecimientos colaboradores. Estos sí eran comisionistas, a diferencia de la red principal que son trabajadores por cuenta ajena. Y también empezamos a trabajar el tema de internet. Éramos conscientes de que nuestros productos no eran los más apropiados para la web porque no íbamos a vender ni apuestas deportivas ni nada de eso. Pero sí sabíamos que teníamos que demostrar a través de la venta de nuestro portal de internet, que se podía vender siguiendo una buena medida de juego responsable y protegiendo a los clientes. Todo eso lo hicimos, paso a paso, camino a camino.
Y manteniendo los puestos de trabajo de los vendedores tradicionales.
Sí, porque lo importante para nosotros es la creación de empleo. No es tanto vender como cumplir con nuestra misión: la integración laboral de hasta 19.500 hombres y mujeres con discapacidad que, si no existiera la lotería de la ONCE, probablemente serían clase pasiva. Por eso, hemos limitado qué productos vender y cómo venderlos. Sabemos que tenemos que ser muy rápidos y creativos porque ahora lo que prima es el juego por internet, juegos que nosotros no nacemos, como las apuestas deportivas, los casinos, los bingos. Nosotros no realizamos nada de esto. Peleamos en nuestro campo de las loterías generando empleo, con mucho esfuerzo y siendo muy creativos.
Innovando siempre, como en 2001 con los terminales móviles, y surfeando las novedades que trae el mercado…
Exacto. Y sobre todo, hemos aprendido a manejar la tecnología a favor de estas cuestiones. En estos momentos, la cartera de productos de la ONCE la forman más de 69 productos. Tenemos 8 productos de tipo pasivo, 8 productos de tipo activo y el resto son instantáneas. La mayoría de las instantáneas son electrónicas, pero hay una gran parte que son físicas o mixtas, es decir que la vende nuestra red. Al final, nuestros vendedores tienen esa cartera para poder dar respuesta a las necesidades de cualquier cliente. También, hemos aprendido a cobrar en efectivo, con tarjeta, con el reloj… ahora estamos trabajando para poder integrar la plataforma de pagos Bizum. Y además no solamente vendemos productos de juegos, sino que hemos aprendido también a manejar el terminal para poder vender recargas para plataformas de internet. Todo esto permite acercar nuevos clientes a nuestros vendedores, porque le damos un servicio más completo y esa es la idea con la que estamos compitiendo.